Existen en España una gran cantidad de balsas de riego destinadas al regadío que, en muchas zonas, y especialmente en los meses de verano o durante las sequías, son utilizadas también por las personas para bañarse y por los animales para saciar su sed. Sin embargo, aunque la normativa establece que tienen que estar valladas, tanto las personas como los animales logran acercarse a ellas para poder refrescarse o beber, cayendo en su interior y muriendo ahogados al no disponer de ningún sistema de escape y salvamento.
Se trata de una trampa mortal que puede evitarse colocando una sencilla rampa tipo red, que no daña absolutamente el material geotextil que la recubre, y que permite que los animales y las personas puedan volver a salir de la balsa por sus propios medios. En julio de este mismo año, un hombre y una mujer perecieron ahogados en Níjar, Almería, al intentar salvar a un perro y no poder salir de la balsa. Esta misma semana las víctimas fueron una hembra de lince y sus crías, que murieron ahogadas en una balsa de regadío de Vilches, en Jaén.
Desde EQUO Derechos de los animales defendemos que «la normativa de construcción de estas balsas, financiadas total o parcialmente por el Estado y los Gobiernos autonómicos, incorpore con carácter urgente la obligación de la instalación de rampas de salida para los animales y las personas”.
En este sentido, nuestro coportavoz de EQUO y diputado de Unidos Podemos, Juantxo López de Uralde, ha presentado una serie de preguntas para averiguar la magnitud del problema y si el Gobierno tiene previstas otras medidas de control de estas estructuras.